lunes, 31 de enero de 2011

Érase una vez Santa Fé ( parte III )


si señito, usted si sabe, tiene toda la boca llena de razón, aparte yo no estoy para contarle ni usted para saberlo, pero desde que llegaron todas esas construcciones, todo ha subido de precio, lo bueno es que llegue antes, pero figúrese usted, que ahora la frutería de la misma señora donde iba yo diario ahora vende las frutas al doble, el jugo de naranja y las quesadillas ahora me cuestan 25 pesos, cuando antes hablábamos de 15 pesos, ah como extraño aquella época. Ahora que también uno se encuentra ejecutivos de esos de traje sastre en la calle desayunándose las mismas quesadillas, y también se hacen negocios, yo por ejemplo soy taxista de unos dos que tres de la zona, y pagan bien, lo mejor son las propinas, cuando uno los lleva de noche a sus fiestas o cuando los va uno a traer todos borrachotes, eso es lo mejor, pagan una lana.

Dentro de todo, este señor siempre imaginaba una oportunidad de hacer negocios, supongo respondiendo a la adaptación del ser humano a la ley de la selva, pero su perspectiva era interesante, jamás había visto a la capital de México desde ese ángulo citadino, de aquel que sale a luchar todos los días para conseguir cincuenta pesos para comer al día, y así sucesivamente cada mañana. Salí de mis pensamientos abruptamente, cuando comenzó a hablar de Lupe, su Lupe, el amor como siempre, necesario para sonreír y aguantar el día a día, todos tenemos nuestro corazoncito, aunque el mío por más que le escuche latir y me ausculte por todos lados del cuerpo ya no sé donde anda, sabrá Dios en qué año lo he perdido que no ha vuelto a su lugar y también ya en este momento era demasiado tarde para encontrarme con él.

Si señito pero le confieso algo, ahora he cambiado de mercado, y ha sido lo mejor para mi, para el corazón ya sabe, pero yo mato dos pájaros de un tiro, como dicen por ahí, barriga llena corazón contento, y yo conseguí una nueva marchanta para mis compras del mercado, y aparte el corazón se llena al verla, se llama Lupe, tiene dos chamacos, la dejo el marido a la pobre, que disque para irse al norte, a los estados unidos, ya ve que esta de moda irse de mojado, hasta canción tienen ya oyó esa de Intocable, esta buena, pero hace poco vi las noticias  ques’que están haciendo una barda en la frontera, ¿lo puede creer? Yo no me lo imagino señito, imagínese tremenda bardota, cruzarse si que ha de estar en chino. No, yo mejor me quedo acá, de este lado al menos las cosas se pasan acompañado, en mi propia lengua, imagínese a mi edad ya no se puede aprender mucho, solo me aprendí los números y una que otra cosa, porque luego se suben los gringos a mi taxi y no les entiendo ni papa. 
La diferencia es que allá se gana en dólares, el marido de la Lupe quedo en enviarle lana, y pues hasta ahora solo ha recibido una carta diciéndole ya llegue, hace como tres años, quien sabe que le paso, tal vez lo agarro la migra, o se caso otra vez, porque allá no valen nuestras leyes ¿no? Yo supongo, y con una sonrisa pícara que alcanzo a ver por el retrovisor dice, ha de ser como estar soltero, pero mejor, así yo aprovecho, que bueno que se fue el marido, es que usted no lo sabe pero yo ando soltero, soy soltero desde hace mucho y ya me andan las ganas de tener una familia, no importa con todo y chamacos del ex - marido, total ya soy grande como para tener uno recién nacido.  Y usted señito, ¿esta soltera?
Una sonrisa confusa se asoma de mis labios, al tiempo que no sé si debo o no contestar, al final que más le da a este señor, de repente me siento ofendida por la confianza burlada de un extraño, pero después me calmo y dejo fluir la pregunta por mi mente, tal vez soy una soltera eterna, tal vez una fugitiva del amor… tal vez soy tan egoísta que no puedo compartir mis sentimientos, tal vez sólo tal vez, un día dejaré de huir, pero ese no era mi destino para el día de hoy, ni para los siguientes días del siguiente año.
La huida estaba decidida, todo ya estaba en camino, sólo quedaba seguir los pasos exactos y estar con el pie en el avión que partiera a un futuro inesperado, que albergaba uno de los sueños más intensos…   Si señor estoy soltera…
¿Desde hace mucho? Digo discúlpeme usted si la ofendo, pero no entiendo porque, se ve una mujer de bien, bien vestida como esas de la zona que hablábamos ahorita, aunque usted parece más inteligente, de esas ya sabe con libros y toda la cosa, que sabe mucho, aparte por el lugar a donde vamos, pues algo importante hará allá ¿no?

Sonrío burlonamente hacia mi, recordando mi pasado y mis razones, volteo a ver a ese señor tan simpático que hoy me ha entretenido tanto, y le digo: ay señor! si que me ha hecho reír, pues ya sabe la vida no nos coloca a veces donde queremos estar,  nos coloca donde debemos, o cuando nos coloca ese lugar ya esta ocupado. Nos quedamos un tiempo en silencio que luego se rompe, Mire señor, ahí es, ese es el lugar, justo donde dice Embajada de España en México, ¿cuánto le debo? – pues son 80 pesos señito ah y mucha suerte, que le den sus papeles.

Abro la puerta, lanzo una mirada al taxi, a este conductor que ha dicho las palabras de la verdad, de esa verdad que a veces alguien necesita soltar y las que uno a veces no mira ni escucha, pero te encuentran, así de golpe, así no más como decimos acá, con una mirada tierna le agradezco su plática, ah Señor y acá están cincuenta pesos más para que invite a Lupe a comerse unas quesadillas con usted, Suerte y gracias por sus palabras.
      Que amable señito, que Dios la guarde. 

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