domingo, 30 de enero de 2011

Érase una vez Santa Fé ( parte II )



- Si esta muy bien la zona, hay hoteles ejecutivos de traje, con zapatos brillantes, con ese portafolios tan bonito y negro que todos tienen, con carros elegantes, relojes finos, bien peinados a diario, fíjese yo nunca he sido de esos, nunca pude vestirme así, pero también las damitas, bien elegantes que son, un poco apretadas como decimos nosotros, espero que no se ofenda, la verdad es que se ven muy bonitas siempre, peinaditas, oliendo rico, alguna que otra vez se ha subido una y por eso lo de los olores, pero también están los edificios enormes, de cómo mil pisos, nunca he entrado y tampoco los he contado, pero ha de ser, que dicen que son para los negocios, por eso llegan así bien arregladitos como si diario tuvieran fiesta, también esta el centro comercial o Mall como le llaman los ricos o los gringos, a ese si he entrado, pero no he comprado nada, todavía, un día fui y tenía el dinero en la mano, pero no se me ocurrió nada para comprar, vi una chaqueta, hermosa de piel, pero yo para que la quiero, si ya estoy viejo y además a donde la voy a llevar si me la paso en el taxi, no tengo donde lucirla, vi unos pantalones y si me alcazaba se lo juro, pero con ese mismo dinero me puedo comprar 4 pantalones en la Merced, ¿conoce? ahí si venden barato, barato y la verdad es que uno encuentra todo lo que esta de moda y a un muy buen precio, hasta esos tennis los nike, y bien baratos.


Sólo pude pensar que a veces uno es lo que le dicen que debe ser, cómo cuando mi mamá me robo mi acento sureño, como cuando yo preferí lo privado a lo público, desde escuelas hasta mi lugar de trabajo, la diferencia radica en tener las bases y la fuerza para ser lo que eres sin miedos ni tapujos. Afirme que si conocía la Merced y que él había tomado la mejor decisión de no gastarse su dinero en ese Mall.


- si señito, la verdad es que cuando uno trabaja tanto a veces se quiere dar lujos, usted comprende ¿no?, pero pues también hay que usar bien el dinero, más en estos tiempos de crisis, pero bueno Santa Fé es bonito, la otra vez lleve a unos señores de esos que se hospedan en esos hoteles de lujo, iban bien requeté arreglados, los deje en la puertecita de un restaurante, se veía cariñoso el lugar, y al fondo se veía un lago, Sí dentro del restaurante, imagínese, que suerte del dueño, que encontró un lago justo en su territorio para hacer su restaurante, y luego también hay otros con fuentes o el otro uno bien famoso, que vi una vez en una revista, es un palacio, de esos de los reyes de antes, chulo el lugar, pero bueno también ponían la foto de los platillos y se ven bonitos, ni ganas dan de comérselos y cuando vi el precio, no se imagina, ahí si que se me quitaron todas las ganas, yo creo que hasta el café de olla que tanto me gusta, sale caro, y a usted ¿le gusta el café?


Definitivamente el café era mi historia favorita, el café define la historia de mi estado, su pobreza y su riqueza, sus climas y sus tierras adoptaron la mata de café desde la conquista, para ser quizá la perdición y la pobreza de las comunidades, pero la pasión de esas cerezas rojas y verdes que brillan con el sol y se esconden tras la neblina de cada mañana, son un espectáculo hermoso … y el olor… ese aroma… le asegure que el café era lo que me despertaba todas las mañanas.


- que bien, es tan rico disfrutar su tarro de café con una concha de chocolate, y ya cuando no alcanza pues al menos un bolillo, pero bueno también el otro día subí a un arquitecto, se veía de dinero el señor, con un gesto que parece que esta oliendo … usted ya sabe, y que me dice el señor que Santa Fé es lindo, lástima de las casas pobres que se ven en el paisaje y estropean el horizonte del progreso de un México desarrollado, así me dijo, todavía no entiendo bien lo que quiso decir, pero supongo que dijo que nuestras casas pobres se veían feas, pero que se le hace, si ya están ahí y estuvieron antes de todos esos edificios, ni modos que los tumben, o ¿no?


- Claro que no, no podrían tumbarlos, eso sería una injusticia, agregue, pero también Usted sabe que la gente hace mil cosas en nombre de la estética, o sea me refiero a que la gente rica siempre quiere que todo se vea bonito.


- si Señito eso esta mal, porque y ¿a donde nos vamos nosotros?, o peor aún quien nos regresa todo lo que hemos pagado, y luego ya sabe acá los trámites se tardan un chingo, capaz me muero antes de que me den otra casa.


- claro señor tiene usted razón, hay que defender lo suyo, la verdad es que esa situación es desagradable, porque ustedes no tienen la culpa de que hayan construido en Santa Fé la etapa de progreso de México, los corporativos de las grandes empresas transnacionales, los hoteles para sus ejecutivos, los restaurantes para devengar los viáticos y bueno las tiendas de marca y los lugares de ocio, así cuenta la historia ¿no?

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