lunes, 31 de enero de 2011

Érase una vez Santa Fé ( parte III )


si señito, usted si sabe, tiene toda la boca llena de razón, aparte yo no estoy para contarle ni usted para saberlo, pero desde que llegaron todas esas construcciones, todo ha subido de precio, lo bueno es que llegue antes, pero figúrese usted, que ahora la frutería de la misma señora donde iba yo diario ahora vende las frutas al doble, el jugo de naranja y las quesadillas ahora me cuestan 25 pesos, cuando antes hablábamos de 15 pesos, ah como extraño aquella época. Ahora que también uno se encuentra ejecutivos de esos de traje sastre en la calle desayunándose las mismas quesadillas, y también se hacen negocios, yo por ejemplo soy taxista de unos dos que tres de la zona, y pagan bien, lo mejor son las propinas, cuando uno los lleva de noche a sus fiestas o cuando los va uno a traer todos borrachotes, eso es lo mejor, pagan una lana.

Dentro de todo, este señor siempre imaginaba una oportunidad de hacer negocios, supongo respondiendo a la adaptación del ser humano a la ley de la selva, pero su perspectiva era interesante, jamás había visto a la capital de México desde ese ángulo citadino, de aquel que sale a luchar todos los días para conseguir cincuenta pesos para comer al día, y así sucesivamente cada mañana. Salí de mis pensamientos abruptamente, cuando comenzó a hablar de Lupe, su Lupe, el amor como siempre, necesario para sonreír y aguantar el día a día, todos tenemos nuestro corazoncito, aunque el mío por más que le escuche latir y me ausculte por todos lados del cuerpo ya no sé donde anda, sabrá Dios en qué año lo he perdido que no ha vuelto a su lugar y también ya en este momento era demasiado tarde para encontrarme con él.

Si señito pero le confieso algo, ahora he cambiado de mercado, y ha sido lo mejor para mi, para el corazón ya sabe, pero yo mato dos pájaros de un tiro, como dicen por ahí, barriga llena corazón contento, y yo conseguí una nueva marchanta para mis compras del mercado, y aparte el corazón se llena al verla, se llama Lupe, tiene dos chamacos, la dejo el marido a la pobre, que disque para irse al norte, a los estados unidos, ya ve que esta de moda irse de mojado, hasta canción tienen ya oyó esa de Intocable, esta buena, pero hace poco vi las noticias  ques’que están haciendo una barda en la frontera, ¿lo puede creer? Yo no me lo imagino señito, imagínese tremenda bardota, cruzarse si que ha de estar en chino. No, yo mejor me quedo acá, de este lado al menos las cosas se pasan acompañado, en mi propia lengua, imagínese a mi edad ya no se puede aprender mucho, solo me aprendí los números y una que otra cosa, porque luego se suben los gringos a mi taxi y no les entiendo ni papa. 
La diferencia es que allá se gana en dólares, el marido de la Lupe quedo en enviarle lana, y pues hasta ahora solo ha recibido una carta diciéndole ya llegue, hace como tres años, quien sabe que le paso, tal vez lo agarro la migra, o se caso otra vez, porque allá no valen nuestras leyes ¿no? Yo supongo, y con una sonrisa pícara que alcanzo a ver por el retrovisor dice, ha de ser como estar soltero, pero mejor, así yo aprovecho, que bueno que se fue el marido, es que usted no lo sabe pero yo ando soltero, soy soltero desde hace mucho y ya me andan las ganas de tener una familia, no importa con todo y chamacos del ex - marido, total ya soy grande como para tener uno recién nacido.  Y usted señito, ¿esta soltera?
Una sonrisa confusa se asoma de mis labios, al tiempo que no sé si debo o no contestar, al final que más le da a este señor, de repente me siento ofendida por la confianza burlada de un extraño, pero después me calmo y dejo fluir la pregunta por mi mente, tal vez soy una soltera eterna, tal vez una fugitiva del amor… tal vez soy tan egoísta que no puedo compartir mis sentimientos, tal vez sólo tal vez, un día dejaré de huir, pero ese no era mi destino para el día de hoy, ni para los siguientes días del siguiente año.
La huida estaba decidida, todo ya estaba en camino, sólo quedaba seguir los pasos exactos y estar con el pie en el avión que partiera a un futuro inesperado, que albergaba uno de los sueños más intensos…   Si señor estoy soltera…
¿Desde hace mucho? Digo discúlpeme usted si la ofendo, pero no entiendo porque, se ve una mujer de bien, bien vestida como esas de la zona que hablábamos ahorita, aunque usted parece más inteligente, de esas ya sabe con libros y toda la cosa, que sabe mucho, aparte por el lugar a donde vamos, pues algo importante hará allá ¿no?

Sonrío burlonamente hacia mi, recordando mi pasado y mis razones, volteo a ver a ese señor tan simpático que hoy me ha entretenido tanto, y le digo: ay señor! si que me ha hecho reír, pues ya sabe la vida no nos coloca a veces donde queremos estar,  nos coloca donde debemos, o cuando nos coloca ese lugar ya esta ocupado. Nos quedamos un tiempo en silencio que luego se rompe, Mire señor, ahí es, ese es el lugar, justo donde dice Embajada de España en México, ¿cuánto le debo? – pues son 80 pesos señito ah y mucha suerte, que le den sus papeles.

Abro la puerta, lanzo una mirada al taxi, a este conductor que ha dicho las palabras de la verdad, de esa verdad que a veces alguien necesita soltar y las que uno a veces no mira ni escucha, pero te encuentran, así de golpe, así no más como decimos acá, con una mirada tierna le agradezco su plática, ah Señor y acá están cincuenta pesos más para que invite a Lupe a comerse unas quesadillas con usted, Suerte y gracias por sus palabras.
      Que amable señito, que Dios la guarde. 

ÁRBOL

Las ramas que mantienen prisionero el pensamiento, que no deja caer la hoja del árbol, que no se resigna a ver morir una parte de su vida, otra historia.

Así pasa aquel árbol observando la historia, árbol de la selva, cálido, verdoso, de cuello alto, con troncos anchos que es imposible abrazarlo completamente, con brazos varios, largos también, con hojas grandes, que buscan los primeros rayos de sol, que siempre recibe antes que sus hermanos árboles, por eso creció tanto, para recibir las primeras aguas y proteger a sus hermanos, para bañarse de sol y dejar colar entre sus hojas los pequeños rayos que necesitan sus hermanos más pequeños y que si recibieran más, morirían. 

Ahí estaba el árbol grande, el árbol viejo, mirando los días pasar, mirando no más, como iban y venían los pequeños seres que si se podían mover de lugar, mientras él, permanecía entero, cuidando su espacio. Lo más raro que el veía es que iban y venían, siempre los mismos, entonces se preguntaba, ¿para que se van?¿y para que regresan? ¿porqué no se quedan bajo mi cobijo, como mis hermanos árboles?

Veía el tiempo pasar y a esos seres que iban cambiando, antes eran morenos todos, desnudos, piel roja al sol, diminutos, cabello largo, negro. Ahora venían con pequeñas hojas tapándoles algunas partes de su piel roja, con plumas en la cabeza, con pinturas en esa piel; iban y venían, ahora más tapados, menos rojos.

De repente vio otros seres, se parecían a ellos, caminaban con dos patas, pero la piel no era roja, bueno al menos las partes que se podían mirar desde arriba.

El árbol tuvo que preguntarles a sus hermanos, y así tener una idea clara de este nuevo ser, eran de piel blanca, con cabellos largos también pero rizados, mucho más cabello, menos plumas, más brillantes tenían algo que los cubría de cuerpo entero, era como la luna plateada, en esas noches de descanso.

El árbol pensó, ¿serán seres de la luna? Y así vio pasar a los seres de la luna corriendo detrás de los seres de piel roja, los de piel roja pasaban huyendo rápidamente, escondiéndose, y comenzando a trepar los árboles.

Así se encontró una mañana despertándose de una larga siesta, con un ser de piel roja en una rama, dormido todavía. Levanto una rama para que dejará colarse al sol y así despertar a este ser de piel roja, para el cual tenía muchas preguntas.

El ser de piel roja dijo llamarse Maya, lo saludo con gesto de hermandad, el árbol le pregunto, ¿y porqué estas acá hermano? – porque no puedo dormir más en la tierra, corro peligro. El árbol no entendía, pregunto de nuevo, ¿qué pasa en la tierra? – el ser Maya dijo, han llegado otros seres, que nos persiguen, que nos matan, que beben nuestras aguas, que queman nuestro maíz, y ahora tenemos que vivir de las frutas de los demás árboles, tenemos que dormir bajo sus regazos, tenemos que escondernos en sus ramas y en sus troncos. ¿Me podrías enseñar a ser árbol, hermano? – el árbol miro con un poco de espanto la historia, pero acepto enseñarle como ser árbol.

Y ahí entre la selva se unieron, quedando en un solo ser, un solo árbol, una sola piel roja, mimetizados en la magia del pasado, que aún en nuestros días siguen vivos, en el latir de los corazones, por eso cuando al árbol de la selva lo hieren, gotea sangre roja, de aquel piel roja que unió su alma a su hermano árbol.

domingo, 30 de enero de 2011

Guanajuato


Las memorias de un amor tan gigante
Me hacen de repente hastiarme ... (Aura)


Un lugar pequeño con laberintos de callejones, piedras en paredes y calles, fuentes que se encuentran en medio de la nada, cada rincón de Guanajuato se ha hecho una historia, mística o de amor, de risas y amores escondidos, de aquellas mujeres de clase media alta. Ellas, sin saber que siglos después se convertirían en las protagonistas de la historia turística de aquella mágica ciudad.

Uno caminaba entre la brisa fría que recorría esas murallas de piedra, encontrándose a cada segundo con las sonrisas y versos juveniles de las rondallas, que daban recorridos a los turistas, contando sus fábulas, leyendas, versos y algunos cantos de vez en vez, envalentados por aquel golpe de vino que traían regando de boca en la boca a sus seguidores.

La atmósfera en sepia de aquella población rústica, sus restaurantes románticos con velas, y en el cielo la decoración de los fuegos artificiales, los tumultos de la calle principal, eran todo un espectáculo, que provocaba que el frío se sintiera menos. 


Pues bien, ahí estábamos en Guanajuato, aguardando una cita no programada, bajo el cobijo de  un festival de artes varias, de intercambio cultural, con presentaciones acá y allá, en cada plaza, de cada rincón de Guanajuato. 

Ahí estaba él con su paliacate en la cabeza, blanco según yo, rojo según él, quizá un poco daltónicos los dos, al calor del alcohol extremo. Alto, delgado a mi parecer, ojos claros y confusos, labios de corazón como años después comprobaría. 

Su imagen no duro mucho tiempo en mi mente,  sólo fue como una ilusión entre mis recuerdos. Hasta que se presento de nuevo entre mi realidad, paseando un domingo,  por la plaza principal de Guanajuato, me encontré entre comerciantes y ciudadanos. Paseábamos mis amigas y yo, cuando vimos unas flores de frutas secas, yo observe las flores un instante pero mi atención desapareció cuando vi de nuevo a ese paliacate blanco-rojo, con un par de esas flores en las manos, y volví a ver rostros conocidos de la fiesta pasada, eran ellos, los mismos chicos que habíamos conocido, ahora estaban vendiendo esas flores.  Tampoco intenté hablarte, sólo compre unas flores y seguí mi paso, sin saber que seguirías intermitentemente atravesandote por mis días, el resto de un desfile de años. 

Después pasamos enfrente del teatro, EL GRAN TEATRO BENITO JUÁREZ, hermoso con sus escalones alzados, su columnas románicas, sus letras fuertes y en sepia, pero lo mejor es entrar a ese teatro, toda la decoración es una muestra ostentosa de ese México bañado de Oro y Plata, de muebles de reyes y princesas, con historias de gobernadores y presidentes desfilando entre el pasado y el presente. Sin duda un magnífico lugar, esculpido de historia en cada trozo.

De noche terminamos de nuevo entre los festivales callejeros, de teatro, mimos, acróbatas, músicos y turistas, ahí estábamos todos, disfrutando la risa conjunta, desde los niños de la calle, hasta los niños que iban acompañados de papá y mamá, también estábamos los niños grandes, que queríamos parecer adultos, pero nos dejábamos conquistar por el ambiente infantil de los espectáculos presentados.  




ahí el enigmático Guanajuato lanzó un conjuro de amor, que me dejo encantada con el flechazo de esa mirada, esa chispa reconocible meses después por los dos candidatos a formar una nueva historita de amor escrita en Guanajuato.

Tal vez fueron las horas de la madrugada que nos dieron la idea, tal vez el exceso de alcohol que emanaba de ti, cómo después confesarías, tal vez las calles, la brisa fresca o quizás sólo fue aquel paliacate.

Regrese después de un tiempo a mi realidad y tú a la tuya, nos separaban, como muchos años también lo hicieron, las carreteras, los aviones, las horas, los amigos, los mundos, de forma permanente, así es el destino.
Al volver tenía dos opciones olvidarte o conocerte, opte por la más difícil, los retos siempre me vienen bien. Ahí estábamos frente a un computador noches, horas, sonriendo frente a esta pantalla que hoy mismo ve mis dedos escribir, y mi mirada viendo el pasado para poder recordar, que ya no es tan fácil después de tanto tiempo.

Sólo recuerdo la juventud de aquellos primeros años, las visitas en el aeropuerto, eterno acompañante, tu amabilidad en exceso, mi desatención en contra, tus propuestas y tus risas nerviosas, tus miedos, tus manos inquietas en la mesa, tus ojos tan cambiantes que todavía no alcanzaba a reconocer propios.  Tu camisa negra, tu caminar rápido, citadino, recuerdo poco nuestras pláticas, recuerdo más tu insistencia en vernos cada que yo pisaba ese DF tan tuyo y tan ajeno a mi. Al final aceptaba verte siempre, separaba mis vuelos, esperaba pacientemente, aunque tú y yo sólo fuimos amigos de aeropuerto.

Después de un año, a mi regreso de un viaje, en donde los mails y las pláticas prácticamente se habían quedado olvidadas, decidí dar señales de vida a ese amigo nervioso, tú me aceptaste otra vez tan gustoso, te oías emocionado tras el teléfono, siempre con una sonrisa, siempre tan positivo, yo siempre tan desconfiada, huraña dijeran en mi pueblo.

Así un día llego esa oportunidad de vernos fuera del aeropuerto, confieso que yo estaba más abierta que antes, para dejar que las cosas pasarán, como fue el destino que después nos encontró en un café enfrente de Bellas Artes, en las librerías, “EL BESO” así se llamaba el libro, entre sonrisas y nerviosismos, caminamos, platicamos, hasta que nuestras manos se juntaron, no puedo negar la emoción que tuve al sentir tus dedos largos y delgados entre los míos, tu siempre acariciando mi mano, te veías contento, impresionado de que yo al fin fuera amable.

Te di una hora más, que se convirtió en una noche llena de más y más horas, fuimos al cine, no dejaste de clavar tu mirada en mi, yo me sentía rara y ahora más nerviosa que tú, quién sabe que fue, recuerdo perfecto, que me pediste un abrazo, te pusiste entre mis brazos, sin que yo los moviera. Me sentí como cuando mama t abraza y te hace el más feliz, mi ternura desbordo una lágrima, imaginando a alguien más, pero no era él, eras tú.

Comprendí que no eras tan malo después de todo, que había ternura en ti y buenos sentimientos, llego “el beso”, el más lento que recorrió mi cara primero, hasta que tus labios llegaron suavemente a los míos, me sentí tan especial.

Después de ese beso, no se pudieron detener mis ganas de darte más, una noche en el Ángel, caminando tomando fotos, entre abrazos y besos, las llamadas de tus ex -novias muy amigas tuyas, como muchas que estás acostumbrado a tener.

Al final siempre el afán de no perder la oportunidad de volver a lo conocido, cuando lo nuevo te ha roto las alas. Tal vez ellas en un afán de nunca perder lo que fue propio. Nunca pude entender esa relación, porque no tenía tantos ex – novios, ahora entiendo el miedo a verse solo, y por ello hay que resguardar a los ex – novios, porque siempre están dispuestos a acompañarte en un rato de soledad, lo cuál no justifica que este bien.

Así paso la noche entre pláticas, amigos, bebidas, miradas, me enamore en segundos, o me imagine enamorada para disfrutar cada latir. Pero de nada serviría todo lo que había sentido, días después me llamabas para decirte que te ibas, justamente de donde yo me había regresado unos meses antes. Ahí debí haberte dicho adiós, pero mi corazón terco, siguió con la idea romántica y surrealista que le vendiste en oferta, con tus labios y tus palabras cursis.

Me convertí en otra persona, una más noble, más tonta diría yo, una mujer enamorada, surreal, con sangre en las venas, cursi, llorona, haciendo locuras para escaparse a verte de vez en vez, en contra de mis principios familiares, en contra de todas las voces diciendo estas loca, yo defendía mi acción diciendo estoy enamorada, y lo estaba. 

Así paso el tiempo, las infidelidades, la distancia, las llamadas, los mensajes, las horas de espera, que nunca respondían a mis ganas de verte en nuestro país. Aquel que pario ese conjuro en esa noche mágica de Guanajuato.

Hasta que un día se tenía que terminar el sufrimiento. Hasta que un día mi otro yo me reclamo, pasando de golpe todas las imágenes buenas y malas de la película, poniendo en una báscula los pros y los contras, fui real, dejo de correr la sangre por las venas, y se puso fin a la situación.

Triunfo el yo, sobre “hay que aprender a conjugar en plural”, mire a mi alrededor y estaba sola en una ciudad hermosa, mágica como Guanajuato, más pequeña aún, tenía que disfrutarme y amarme ahí, en el aquí y el ahora.

Tras un fin de semana en Comitán para meditar, reencontrándome con viejos amigos, en un café, “Quiptic”, ahí la decisión se hizo imprescindible.
Volví a mi realidad días después, en esa que todavía seguías tú, me aleje, me escondí, no era difícil, estabas tan lejos que no te darías cuenta, ya nos había pasado antes y tal vez lo sospechaste.
Tú, tan ocupado entre la boda y la llegada de alguien. Unos días después me encontraste, te dije la noticia, no lo podías creer, pero esta vez tú también estabas ya cansado de insistir, de crear el puente que yo siempre rompía. Las lágrimas recorrieron la almohada, por unos minutos, tal vez horas, un llanto ahogado en el silencio, mi único llanto.

Fue difícil imaginarme sin ti, apoderarme de mis pensamientos de nuevo, de ser egoísta y quererme más a mi. Todos tus recuerdos los tenía latentes, tu voz, tu cara, tus frases, tu “allo”, era difícil no pensarte en mi futuro, cuando yo había construido en el imaginario una familia contigo, unos gemelos y tú, con la incertidumbre de la ciudad donde viviríamos.

Ahora ya sólo queda el recuerdo de aquellos pensamientos atolondrados, y en cambio dejó a la mujer que no se adormece por esas palabras cursis. Quedó esa mujer que aprendió a decir te quiero, te amo, sin sentirlo, aunque últimamente me ha dejado un poco vacía.

Al final de todo este gran amor que sentí por ti, sólo puedo decir que admire tu optimismo, envidie tu surrealismo y odie tus mentiras; por mi parte prefiero lo  pragmático, lo real,  aunque en algún futuro próximo creo que volveré a soñar con el amor, a dormir y levantarme con él , a usar mi imaginación y a pensar que existe el hombre perfecto. 

DESPEDIDA

Voy a intentar reducirte a 0 mega pixeles
Voy a intentar que no te deformes en el intento
Que más da si desapareces o no
Ya no estas
También intentaré sacarte de los días de auto
De los recorridos y el tráfico
De tus manos largas
Que tanto me gustaban
Separar mis labios que te besaban


Sacaré tus brazos que me rodeaban
Y me estrechaban a ti
Las miradas tiernas que te delataban
Enamorado de mi
Los pequeños regalos que nunca sabías como darlos


No necesitas decir una sola palabra más
No necesitas negar lo que sentías
Yo coqueteaba con la idea de verte nervioso
Cuando entre mensajes y chistes
Reclamabas mi atención
Cuando preguntabas si estaba enamorada del otro
Cuando yo asentía nada más para verte celoso


Cuando reclamaba que tuvieras tantas admiradoras
Y cuando tu jugabas a mentir
A inventarte nuevas amantes
Pero yo me divertía tanto como tú
Nuestro amor fue tímidamente
Colándose debajo de cada labio
y cada abrazo
sin descubrirnos uno frente al otro
tras la máscara de lo místico
tras mi adiós
y nuestra última comida…

Érase una vez Santa Fé ( parte II )



- Si esta muy bien la zona, hay hoteles ejecutivos de traje, con zapatos brillantes, con ese portafolios tan bonito y negro que todos tienen, con carros elegantes, relojes finos, bien peinados a diario, fíjese yo nunca he sido de esos, nunca pude vestirme así, pero también las damitas, bien elegantes que son, un poco apretadas como decimos nosotros, espero que no se ofenda, la verdad es que se ven muy bonitas siempre, peinaditas, oliendo rico, alguna que otra vez se ha subido una y por eso lo de los olores, pero también están los edificios enormes, de cómo mil pisos, nunca he entrado y tampoco los he contado, pero ha de ser, que dicen que son para los negocios, por eso llegan así bien arregladitos como si diario tuvieran fiesta, también esta el centro comercial o Mall como le llaman los ricos o los gringos, a ese si he entrado, pero no he comprado nada, todavía, un día fui y tenía el dinero en la mano, pero no se me ocurrió nada para comprar, vi una chaqueta, hermosa de piel, pero yo para que la quiero, si ya estoy viejo y además a donde la voy a llevar si me la paso en el taxi, no tengo donde lucirla, vi unos pantalones y si me alcazaba se lo juro, pero con ese mismo dinero me puedo comprar 4 pantalones en la Merced, ¿conoce? ahí si venden barato, barato y la verdad es que uno encuentra todo lo que esta de moda y a un muy buen precio, hasta esos tennis los nike, y bien baratos.


Sólo pude pensar que a veces uno es lo que le dicen que debe ser, cómo cuando mi mamá me robo mi acento sureño, como cuando yo preferí lo privado a lo público, desde escuelas hasta mi lugar de trabajo, la diferencia radica en tener las bases y la fuerza para ser lo que eres sin miedos ni tapujos. Afirme que si conocía la Merced y que él había tomado la mejor decisión de no gastarse su dinero en ese Mall.


- si señito, la verdad es que cuando uno trabaja tanto a veces se quiere dar lujos, usted comprende ¿no?, pero pues también hay que usar bien el dinero, más en estos tiempos de crisis, pero bueno Santa Fé es bonito, la otra vez lleve a unos señores de esos que se hospedan en esos hoteles de lujo, iban bien requeté arreglados, los deje en la puertecita de un restaurante, se veía cariñoso el lugar, y al fondo se veía un lago, Sí dentro del restaurante, imagínese, que suerte del dueño, que encontró un lago justo en su territorio para hacer su restaurante, y luego también hay otros con fuentes o el otro uno bien famoso, que vi una vez en una revista, es un palacio, de esos de los reyes de antes, chulo el lugar, pero bueno también ponían la foto de los platillos y se ven bonitos, ni ganas dan de comérselos y cuando vi el precio, no se imagina, ahí si que se me quitaron todas las ganas, yo creo que hasta el café de olla que tanto me gusta, sale caro, y a usted ¿le gusta el café?


Definitivamente el café era mi historia favorita, el café define la historia de mi estado, su pobreza y su riqueza, sus climas y sus tierras adoptaron la mata de café desde la conquista, para ser quizá la perdición y la pobreza de las comunidades, pero la pasión de esas cerezas rojas y verdes que brillan con el sol y se esconden tras la neblina de cada mañana, son un espectáculo hermoso … y el olor… ese aroma… le asegure que el café era lo que me despertaba todas las mañanas.


- que bien, es tan rico disfrutar su tarro de café con una concha de chocolate, y ya cuando no alcanza pues al menos un bolillo, pero bueno también el otro día subí a un arquitecto, se veía de dinero el señor, con un gesto que parece que esta oliendo … usted ya sabe, y que me dice el señor que Santa Fé es lindo, lástima de las casas pobres que se ven en el paisaje y estropean el horizonte del progreso de un México desarrollado, así me dijo, todavía no entiendo bien lo que quiso decir, pero supongo que dijo que nuestras casas pobres se veían feas, pero que se le hace, si ya están ahí y estuvieron antes de todos esos edificios, ni modos que los tumben, o ¿no?


- Claro que no, no podrían tumbarlos, eso sería una injusticia, agregue, pero también Usted sabe que la gente hace mil cosas en nombre de la estética, o sea me refiero a que la gente rica siempre quiere que todo se vea bonito.


- si Señito eso esta mal, porque y ¿a donde nos vamos nosotros?, o peor aún quien nos regresa todo lo que hemos pagado, y luego ya sabe acá los trámites se tardan un chingo, capaz me muero antes de que me den otra casa.


- claro señor tiene usted razón, hay que defender lo suyo, la verdad es que esa situación es desagradable, porque ustedes no tienen la culpa de que hayan construido en Santa Fé la etapa de progreso de México, los corporativos de las grandes empresas transnacionales, los hoteles para sus ejecutivos, los restaurantes para devengar los viáticos y bueno las tiendas de marca y los lugares de ocio, así cuenta la historia ¿no?

Érase una vez Santa Fé ( parte I )

A veces es toda una aventura subirse al taxi, recuerdo que ese día todavía no salía el sol, pero debía llegar temprano a la cita, así que no me quedo otra alternativa en esa lujuriosa ciudad que parecía una selva, llena de la misma raza humana pero tan peligrosa, que caminar por las calles frías y serias para buscar un taxi, confieso que normalmente no ando sola por esas calles,  me resultan peligrosas, aunque bastante interesante.

Es así como salí de aquella casa, caminando un poco confundida por el frío que sentía, por la poca luz del amanecer, por que en mi ciudad, en ese otro México que cuando lo cuento parece que fuera otro país, el sol entra todos los días por tu ventana y te levanta acariciando las pestañas que poco a poco se despegan de tu rostro para saludar a la mañana, en donde los pájaros -pajaritos como románticamente les decimos las mujeres soñadoras-, cantando en tu ventana siempre te dicen que salgas a recibir esos rayos de sol, porque en mi tierra siempre hace calor, te bañas tres veces al día y no se te quita el sudor por un segundo. 


Por las tardes la gente acostumbra salir a las calles con sus sillas -eternas compañeras- a tomarse el café y ver el atardecer, a chismear y comerse a la gente viva, pero ese no era el México que mis pies pisaban en ese momento. 


Entonces ahí estaba yo, entre mi temblorina y mi caminar, esperando un taxi en una mañana que se disfrazaba de noche, entre las luces del antiquísimo farol, compañero de  esas calles viejas y mudas del distrito federal, hasta que buenamente se detuvo un taxi.

Nunca sabes lo que sucederá cuando tomas un taxi, siempre hay una historia diferente, una mirada en el retrovisor con diferentes intenciones, es una suerte cómo cuando avientas los dados, pero ya era tarde, ya era una pasajera más, bendiciéndome la frente como lo hacía mi madre cuando era pequeña, como cuando te llevan a la iglesia sin saber que es eso, pero que te llena de paz, porque es tu madre quien hace esa señal en tu cabeza en respuesta de que todo estará bien, que ella te protege, tanto o más que un Dios de cualquier religión. 

Pero bueno ahí estaba yo en el taxi, esperando que el taxista soltara de golpe la plática de ese día, realmente no tenía nada más que esperar, ya todo estaba decidido, vendido, resguardado, encargado, doblado y cuidadosamente metido en las maletas, siendo así no quedaba más que poner atención al presente, y a la plática del hoy, mi única preocupación era el poder mantener esa conversación, la cuál venía incluida en el servicio, venciendo el miedo de parecer que no interesada en su plática matutina, tal vez, sino porque siempre soy seria, y mi seriedad no me permite mantener una conversación con desconocidos, prefiero lo ya conocido, y no es mi culpa, así ha sido mi vida, acompañada de gente que conozco desde hace doce, quince años o toda mi vida, porque allá en mi otro México, el que mis nuevos amigos no conocen, todos somos conocidos de años, nos encontramos siempre que a la vida se le ocurre dar vueltas, ahí el tiempo no pasa, o al menos no pasa igual.

Buenos días señorita a donde la llevo, con un español normal, no tan de ciudad, tampoco callejero, un español de buen tono, coloquial y educado -  lléveme a la calle galileo de Polanco, sabe donde ¿no? 
– si claro que sé donde 
 bien pues vamos.

Emprendimos el viaje, comenzando con las historias, oiga, de donde es usted, porque su acento no es de acá. No era raro que el señor no pudiera reconocer que mi acento no era citadino, pero tampoco era del sur, mi acento era una mezcla de lo que quiso y nació para ser, o quizás lo que debía ser, eso se lo debo a mi madre, sin más, el señor infirió que yo no era citadina, solo asentí que era del sur, agregué que llevaba algún tiempo viviendo en la capital, para que no me quisiera ver la cara cobrando más del precio que marcaba el taxímetro, porque suelen ser así de tramposos. Para mi mala fortuna, lo provinciano se nota, aunque hayas viajado por todo el mundo, todo es un principio de vulnerabilidad, es como cuando le quitas una capa a la cebolla dejándola desnuda, cómo cuando eres nueva en la escuela, eres rara y hay que atacar.

- Si ya decía yo que usted no era de acá, pero no se apene, la verdad es que yo tampoco soy de acá, yo también soy del sur, pero ya tengo mucho tiempo viviendo acá, ya hasta me compre un departamentito, es que viera donde yo trabajo, pertenecemos a una asociación, de esas que juntan muchos taxistas, y bueno así conseguimos que nos dieran un préstamo para tener nuestra casa, y hasta pensión vamos a tener, porque comprende usted, uno se hace viejo y no puede manejar para siempre
– Sí es cierto, pero que bien que tenga usted tantos beneficios 
- Si la verdad es que me gusta esta asociación, ya tengo doce años ahí, y en 5 años más termino de pagar mi departamentito, lo arregle bien bonito, todavía no hay muchos muebles, pero se siente bien estar en casa, tengo una recámara, la cocina, la sala, el baño, y un cuartito extra pero es muy pequeño, que disque para visitas, pero lo mejor es la zona, figúrese usted, esta en Santa Fé, ¿conoce?.

Que si yo conocía Santa Fé, la verdad es que hace veintiséis años atrás no conocía, pero ahora porque venía esta pregunta hacia mi, atacándome como un cuchillo, que esta a punto de estrellarse en el vacío del que no esta, pero estuvo, y que se quedo en Santa Fé, pues ahí estaba yo otra vez vulnerable, desnuda frente a un desconocido, que no sabía y no tenía porque enterarse que ahí esta la razón por la cuál hoy estoy tomando un taxi en esta jungla de lobos, no de jaguares como en mi tierra, y ojala fuera todo tan fácil como en el pasado, oyendo esa voz detrás del teléfono que dulcemente decía aquí esta su chofer señorita Deisy, sólo alcance a  murmurar, 
- Qué bien, es una zona cara ¿no?, 


jueves, 27 de enero de 2011

Principios del idealismo


En las montañas verdes, altas, enormes, ahí me encontré con el alma, sin saber que teníamos una cita, un día sin más llegué, a la punta de unas cuantas montañas, después de casi dos horas de camino, dando vueltas en las curvas, cargada de preguntas y dudas, con mucha incertidumbre debo confesar. 


Así un día te dicen pues acá trabajarás, esta es la gente, y tu te quedas viendo las miradas tristes de las mujeres,  que te esquivan, sólo descansan su mirada sobre ti, para verte vestida en tus ropas de ciudad, limpias, con tu abrigo para taparte de la brisa gris que cae esa mañana, cuando ellas se ven así mismas, descalzas, con su vestido usual, blanco y la mezcla de colores saltando intermitentemente por el frente, por el cuello y por las mangas. Después posas tu mirada en los hombres, que te lanzan una mirada de duda, pero al mismo tiempo con mucho poder, muy seguros de sí mismos, envalentonados con sus ropas de ciudad también, con botas de vaquero, con sus sombreros y camisas de cuadros, aunque claro no todos están en el mismo papel. 
también te encuentras con los niños, y sus miradas tímidas, que se esconden entre el rebozo y las piernas de  mamá, algunos que se asoman muestran un rostro manchado por el polvo, ojos llorosos, casi todos con gripa, descalzos también, comiendo maíz o chayote hervido. 


Por mi cabeza pasan mil pensamientos, flechazos, recuerdos, preguntas, pero ¿a quién le pregunto? 
Señor diputado como ve la pobreza extrema en nuestro estado?
Señor senador, ¿qué tal se desayuna en el DF, me imagino que han de tener un menú muy variado, por que usted desayuna a diario en un restaurante no?
Señor gobernador, ¿cómo van los objetivos del milenio?¿ todavía no se sabe? Si eso de las telenovelas le dieron mucho auge al estado, a hubo un banquete en honor a ello, a mire que cordialidad la suya...


Pero más allá de todas mis conjeturas sarcásticas, creo que la pregunta más recurrente sería, señor gobernador, diputado y senador, ciudadano en general de este mi estado "libre y soberano"
¿cómo se puede ir a la cama con la conciencia tranquila, mientras miles de personas están sumidas en la pobreza más cabrona que despedaza a las comunidades indígenas, dejandolas en pedacitos a la intemperie de los zopilotes (aves de rapiña) que vuelan sobre ellas, como Nestlé, AMSA, Coca Cola, Sabritas...? La lista es larga señores .... 


Y tal vez la respuesta es más fulminante, la verdad señorita es que uno procura no pensar en esas cosas, verá hay cosas más importantes que combatir en el estado, usted sabe prioridades de nación, y luego de estado... pero le aseguro que estamos haciendo todo lo posible... la política no es fácil...


Las respuestas en mi mente no me dejan contenta del todo, y sigo parada enfrente de esa mezcla de miradas y gestos que me contemplan como un cashlan más, como ese mestizo colonizador que otra vez viene a saquear, pero ya no hay oro, ahora sólo queda el recuerdo del maíz, miles de gotas de café que exprimir, apenas comenzamos con la miel que se vende poco en sus mercados, ah pero eso si harto paisaje que mostrar. 


Seguimos ahí parados viendonos, reconociendonos, sin saber cuál es la primera palabra a intercambiar, quisiera transmitirles mi sentir, quisiera decirles somos humanos todos, somos de la misma raza, pero de nada sirve, un pasado colonizador y las generaciones venideras se encargaron de construir una historia diferente, sembrando en las almas de los viejos, de los nuevos y de los que vendrán, la misma concepción del Cashlán, dañino, incomprensible,  abusador, asesino, él es patrón y yo esclavo. 


mi compromiso era más fuerte, mi sentir más intenso a cada segundo, esas ganas de justicia y dignidad, invadían lo más recondito de mi cuerpo, recorriendo, impulsando, divagando y encontrandose ante un nuevo reto, definiendo mi misión. 


si yo no buscaba esta cita con mi alma, ella me busco a mi, me puso ahí, me lanzo una flecha para cuestionarme el futuro y el presente de este estado.  

domingo, 23 de enero de 2011

Usted decide


Me sorprende que busques un espacio en mi vida
si fuiste tú quien delimito el espacio
yo deje que lo hicieras,
poco importaba el término,
eras sólo el sustituto,  y yo la sustituta…
pues si así eran las reglas…
Los sustitutos, que un día serían sustituidos por el amor,

Si estamos de paso comentabas, si tú no eres mi tipo,
te digo que no me importaban los términos,
yo sólo sustituí mis sentimientos
con la persona más próxima, quién se dejará,
tú te dejaste
yo me deje

y ahora un año después reclamas tu espacio,
pos cuál te digo yo, un poco molesta
un poco harta, porqué no?

No te hagas, sólo juegas a que yo crea que te intereso
Pero la verdad es otra,
Tú y yo nos conocimos, y me agrada…
Eres un sustituto muy especial y hasta te quiero
Pero no puedo conmoverme más
Porque te conozco, sé de tú poca motivación al amor
Yo por mi parte todavía creo en cuentos de hadas y príncipes azules.

Aunque eso no evade mi frialdad,
No porque no tenga sentimientos
Los tengo, es sólo que mi orgullo controla la situación

Seamos honestos, yo no ocupo ningún espacio más que la sustitución del tiempo y las frases cursis que el ser humano necesita para sentirse importante y reconocido por el otro.  Tú ocupas ese mismo espacio en mi vida.

Pero esas frases uno las puede decir sin sentirlas, así nos pasa…
Nuestro juego verbal, es sólo eso, un juego
Que no nos confunda la necesidad de amor y compañía,
Porque recuerda, somos sustitutos de un momento, no de la eternidad. 

LA CHINGADA Y EL TLCAN, sinónimos??

Porque la chingada nos lleva
A ese lugar recóndito de la perdición
Donde no hay reconocimiento
Ni compañía, estas en la soledad de la chingada
Esa chingada que te dice no eres nadie
Ni nadie sabe de ti
Estas sólo
Más sólo q un chucho del mercado
Cuando la venta se acaba

A nadie le importas cuando estas allá
Ni quien se acuerde
Esa chingada te agarra y no te suelta
Te hunde con ella
Es cuando ya tienes los problemas hasta la nuca, o tal vez más allá
La verdad es que la chingada es un lugar
Un espacio, solitario, escondido en los callejones de la soledad y la miseria
Tan alejada de la vida real, que nadie llega
Sino de vez en cuando, uno que otro que también ha sido enviado allá
No llega el correo, sólo el recuerdo de quien te ha enviado a la chingada
La mirada jodida y perturbada de quien te envío
El sentimiento más ruín si es que lo tiene,

Hay otros, esos que se visten de traje todos los días, con corbata,
Con carros del año, blindados, con guarros
Esos cuando te mandan a la chingada, lo hacen en grupo, en clases sociales,
Te miran con desprecio, sin saber a cuanta gente han enviado a la chingada en una sola firma,
Sólo queda el vestigio de los sueños rotos

La chingada esta bien lejos, tan lejos que nadie llega a menos que lo manden.
Y no hay regreso de la chingada eh
Ahí si que te jodes 

sábado, 22 de enero de 2011

Izquierdas 2010 México

en el trastero de mi mente se presenta un pensamiento 
cuenta la historia triste y reprimida, que se prolongo al futuro, 
a aquel ciudadano indiferente de las relaciones de poder que se presentan en su nación, 
aquel ciudadano dormido que una vez fue concebido bajo épocas de revoluciones y luchas

y así llega el reclamo a mi mente 
de una izquierda escondida en la derecha conservadora, con miedo, servil y flexible, 
perdidamente monopolizada por discursos que son letra muerta, sin acciones precedidas, 
mortal engaño de la palabra fallida. 

pero también albergamos en el horizonte otra izquierda...
vaya izquierda inculta 
es esa izquierda harta de las relaciones de poder que fecundan nuestra nación 
de los partidos políticos históricos que nos derraman sobras de sus riquezas

pero... 
siempre hay un pero, 
es una izquierda confundida, alebrestada, revoltosa, pero perdida ...

la izquierda enferma de poder, 
que ha perdido sus principios comunitarios, 
sobre el radicalismo de sus discursos, vagos y sin propuestas, 
también letras muertas...
pero éstas, bajo asesinato 
letras asesinadas antes de concebirse, 
desde una respuesta individual que sólo busca el cambio de poder

¿de qué izquierda conseguiremos el cambio?